Lo bueno y lo malo de mantener el horario de verano como algo permanente
¿Sería buena idea quedarnos en un momento estival eterno, en cuanto al horario se refiere? Tiene defensores y detractores, y con razón
Un año más, nuestro cuerpo tiene que acostumbrarse a eso del cambio de hora. Por un lado, es innegable que las horas de luz, aunque despistan, nos hacen tremendamente felices. Eso de salir del trabajo y poder disfrutar de un cielo azul, e incluso aprovechar para hacer deporte o tomarte una caña, alegra a cualquiera. Pero seguro que has oído en más de una ocasión aquello de “tengo mucho sueño desde que han cambiado la hora“. Quizá, incluso eres tú.
Antes de la pandemia, muchas personas hablaron de que el horario de verano llegaría para quedarse. Sin embargo, el fin del cambio de hora no termina de llegar, desesperando a algunos. El Senado de EEUU aprobó acabar con él y quedarse permanentemente con el de verano, pero los expertos aseguran que el horario de invierno es el mejor. ¿Llegaremos en algún momento a un consenso? ¿Sería buena idea quedarnos en un verano eterno, en cuanto al horario se refiere?
Según ‘Psychology Today’, no todo el mundo está alegre con la propuesta. El horario de verano tiene cosas buenas y malas, detractores y defensores. Repasamos ambos.
Los beneficios de no cambiar el horario
Menos ataques cardíacos
Como oyes (o lees) en los días y semanas que siguen a los cambios de reloj dos veces al año, los investigadores han observado un aumento en los accidentes automovilísticos y los ataques cardíacos. Los orígenes del horario de verano se remontan a 1918, cuando, tras la Primera Guerra Mundial, se alentó a los ciudadanos a ahorrar energía. Resulta que los efectos acumulativos de ahorrar electricidad al mantener las luces apagadas una hora más son sustanciales. Sin embargo, mover el reloj dos veces al año también interrumpe nuestras rutinas diarias, un efecto más pronunciado entre las personas mayores.
Los orígenes del horario de verano se remontan a 1918, cuando, tras la Primera Guerra Mundial, se alentó a los ciudadanos a ahorrar energía
Con el horario de verano hacemos más ejercicio y socializamos más
Un reciente estudio descubrió que hay un número de horas que necesitamos pasar al aire libre para mejorar en salud y bienestar: dos. No es necesario realizar largas caminatas o aventuras en kayak; solo necesitas salir de la casa y tomar un poco de aire fresco. Ver a otras personas también es beneficioso, por supuesto. Las horas de sol extra suelen hacer que salgamos más.
Menos delincuencia
Pues sí. Algunas investigaciones señalan que más horas de luz podrían estar relacionadas con ello. Si podemos reducir el crimen y suprimir las tendencias psicológicas negativas con solo mantener una hora extra de luz del día, es un pequeño coste a pagar por un gran beneficio.
Se reduce el trastorno afectivo estacional
La luz solar tiene un impacto en la felicidad y el bienestar, en parte debido a la forma en que los neurotransmisores responden en el cerebro. El Trastorno Afectivo Estacional es un tipo de depresión de aquellos sensibles a los cambios en la luz diurna.
Los contras
¿Dormir? Peor
Aquellos que estudian los patrones de sueño y los ritmos circadianos están preocupados por el impacto en nuestra salud y bienestar a largo plazo. Dicen que la luz del sol en la mañana nos ayuda a restablecer nuestros relojes para que podamos estar sincronizados con el ciclo de luz y oscuridad de 24 horas de la Tierra. En otras palabras: tener un horario de verano eterno produciría algunos desajustes en nuestro cuerpo que nos llevarían irremediablemente a sacrificar horas de sueño, en pos de que hubiese sol hasta las 22h de la noche. Una tortura para los que madrugan.
¿Ahorro energético?
Los principales detractores aseguran que realmente no se ahorra tanta luz como podríamos creer: los negocios alargarían la jornada, gastando mucha más energía eléctrica en las últimas horas del día. Es decir, en lugar de gastarla por la mañana se haría por la noche. Además, como hemos visto antes, cuanto más tarde anochece más vida social hace la gente, lo que beneficiaría a los comercios (pero no al ahorro energético, claro).